lunes, 6 de mayo de 2013

Nha Trang (Vietnam)

En nuestra ruta entre Saigón y Hoi An, sur y centro de Vietnam respectivamente, tuvimos que elegir un punto donde descansar debido a la falta de conexiones, la elegida fue Nha Trang, más conocida como la playa de los rusos, debido al origen de la casi totalidad de sus turistas anho a anho.

Como ibamos de pasada, y sólo nos ibamos a quedar una noche, no reservamos ni nos hicimos muchos problemas, seguramente ibamos a encontrar algo rápido y barato al poco caminar desde donde nos dejara el bus.

... No.

Al llegar a Nha Trang, de noche y sin muchas referencias claras, nos dejamos guiar por nuestra Lonely Planet y empezamos a recorrer la ciudad evitando la avenida directamente pegada a la playa pensando logicamente que ahi iban a estar los hostales y hoteles mas caros, se nos sumó en esta aventura una pareja de Rusos (obviamente) que venian en el mismo bus. La cosa fue divertida en un principio porque el bus, que venia lleno, al llegar a su destino dio inicio a una inesperada carrera por alojamientos que poco a poco se fue poniendo más ruda y dificil para los desinformados hedonistas que, además no eran rusos, porque en esta playa, como en ninguna otra tal vez del mundo, además de vientamita, los recepcionistas y comerciantes hablan... Ruso! no inglés!! así que a nuestro ademán de ´usted tener pieza, dos!´ ellos se limitaban a respondernos con un gesto mezcla de saludo militar y de 'chao chao' que luego supimos significaba 'estamos llenos´.
Así, a medida que caminabamos por calles y calles, cada vez más alejadas de la playa, nos dabamos cuenta de que los turistas rusos del bus nos habían ganado el quienvive hace rato y nos empezamos a desesperar. Luego de que más de 20 recepcionistas nos habían hecho el saludito militar del 'chao chao'y que la noche entraba ya en horas avanzadas, nos empezamos a preocupar aún más... yo sudaba la gota gorda, empinandome las mochilas  mientras la Maca preguntaba y preguntaba en idiomas que ni ella sabía que podía hablar, pero sin resultados...
Fueron (creo que en verdad sacamos la cuenta) mas de 30 hostales, bed and breakfast, hoteles de lujo y pensiones rascas las que revisamos sin éxito hasta que aceptamos una oferta muy, pero muy poco tentadora, pero a esa altura, muy salvadora.

Fue así como nos quedamos en la que (no lo reconocieron nunca) muy seguramente era la pieza del recepcionista de un hotel de medio pelo. Habitación sin numero, al lado de la recepción, con un muro agujereado para la ventilación con vista a la escalera por la que pasaban todos los huespedes y, como era de esperar, con una sola cama de 3/4 de plaza...
En fin, luego de instalarnos ya a eso de la 1 de la manhana por fin pudimos ir a comer a un restorán (no habíamos comido nada tampoco, eran tiempos en que tener un techo era la prioridad)  y al día siguiente, ya descansados y duchados (en banho de la recepción, por supuesto) nos dimos un día de playa y pudimos ver lo que de noche había sido un desagrado mayor, pero que sin embargo, ahora parecía un balneario colorido, más ´Cancun´ en la idea respecto de las playas de la vecina Tailandia y por supuesto, como bien lo advertía Lonely Planet, repleto, de lado a lado de la playa, de rusos, muchos de ellos aún borrachos de la noche anterior en donde nosotros, con la adrenalina al máximo, no nos habríamos podido emborrachar por más que lo hubieramos intentado...

Ese día, nos encantamos con los Baguettes preparados por la tía cochina de la esquina del hotel, que realmente eran unas joyas, con cerdo preparado quién sabe cómo, algo picantito en su adobe, muchas hojas, no las miserables lechugas blancuchas, sino hierbas variadas que en su conjunto acompanhaban tanto mejor el chanchito, y en otras versiones también con un omelette bien condimentado. Además de ser más sabrosos que muchas comidas, eran claramente, la merienda más económica que se podía encontrar.

Esa misma noche nos embarcamos en un tren a Hoi An, nos esperaban nuevamente otras 13 horas de viaje encerrados en un camarote compartido, entrar ahí es como jugarse un Loto, puedes tener una pieza para ti solo, o puede ser un circo completo el que te acompanhe ( y adivinen que ... )
Nos llevabamos unos baguettes de reserva para el viaje, nos aliviábamos de partir sabiéndo que nos esperaba una reserva confirmada, un techo donde llegar.

La temporada alta del sudeste Asiatico finalmente nos había cobrado con un susto el desinterés por la ´playa de los rusos´ y nosotros nos reíamos ahora recordando el gesto del 'chao chao' que finalmente terminabamos haciéndoles de vuelta a los recepcionistas, que nunca entendieron lo que les decíamos, porque eso si, de ruso, no aprendimos absolutamente nada...

En el bus cama a Nha Trang 









The Killing Fields o el peso de Cambodia (Phnom Penh)


Los Killing Fields , como el nombre lo dice, fueron los campos de matanza o de concentracion que usaron en tiempos de dictadura en Camboya. No deja de llamarme la atencion que el nombre sea tan directo, tan verdadero y sin adornos, tan lejanos a los que usamos con tanta suavidad en  nuestro pais.
En fin, la historia me la lei en un libro que me encanto, que se llama ¨And first they killed my father¨ (que recomiendo muchiiiiisimo!) y que es de una ninha que fue sobreviviente y que relata lo que paso con su familia. La historia brevemente es asi: Alrededor de 1976, reinaba un tipo en Cambodia que no tenia  mucho apoyo popular, por lo que un demente, llamado Pol Pot, luego de estudiar en Paris, se puso en plan de desarrollar su teoria que era una mezcla entre el marxismo y el maoismo, y aplicarlas a su pais, Cambodia, para hacer un pais marxista donde fueran todos campesinos y trabajaran la tierra para tener mucha riqueza.
Fue asi como se tomo el poder, y al dia siguiente mando a TODA la poblacion que habitaba en las ciudades, a irse caminando al campo, con la excusa de que tenian que salir de la ciudad ya que EEUU invadiria con bombas. Las pelotas. Los hizo caminar a todos, enfermos, ninhos, ancianos, y vacio las ciudades para luego hacerlos trabajar a todos e ir ¨limpiando¨ el pais de todos los subversivos, que en este caso eran sospechosos cualquiera que no fuese campesino, que tuviera manos suaves, o que usara lentes.
El pais estuvo asi tres anhos, donde obviamente pocos resistieron y donde de mato a mas de tres millones de personas, lo que era la tercera parte del pais. Y en estos campos, que visitamos, se llego a matar hasta 300 al dia con las peores formas de tortura.
El recinto esta super biena armado con unos audios en tu idioma que te van explicando por donde vas transitando y lo ocurrido, que evidentemente no deja de conmover a nadie y a mi menos con el libro que ya me habia leido. Triste, desolado, y espeluznante, es algo desconcertante ver por un lado los campos maravillosos de arroz, y por otro lado los campos de concentracion. En el medio, unas rejas donde la gente local se acerca a pedir plata a todo el que pasa. El recinto cuenta una historia que no es lejana, por lo que a la vez se ven pedazos de huesos aun y de ropa que quedo de aquellos anhos, lo que lo hace aun peor y lo que dejo a Tomas varios dias con la guata revuelta. Yo quizas sin ver eso creo que siempre me he imaginado y leido lo peor de nuestra propia dictadura chilena asi que creo, tristemente, estar un poco menos abierta al asombro en estos casos.

Definitivamente algo que ver, y ojala, antes ir al Museo S-21 que fue un colegio tambien usado como centro de tortura, y donde hay mucha informacion para leer.
Todo esto hace entoces entender un poco mas a los camboyanos, tan abatidos por todas estas guerras, y peor, por su ultima guerra que fue interna, un propio pais exterminando a su gente, y que te hace pensar que cada persona sobre 36 entonces la vivio. Simplemente triste, y muy, muy loco.


Uno de los sobrevivientes que van quedando 









De Siem Reap y Phnom Penh (Cambodia)

La verdad, es que no escuchaba tantos ¨comprame, comprame"desde que yo y mi hermano eramos chicos y saliamos a alguna parte con mi mama.
En absolutamente todos los lados, los camboyanos te persiguen y te agarran a la vez que te casi ordenan: BUY ME, BUY ME, BUY ME! ANYTHING! , cosa que me paso tanto en Siem Reap como en Phnom Penh. Lo que es mas gracioso es que ni siquiera saben bien que venderte, la cosa es cualquier cosa, y entonces agarran al azar una cosa de su tienda y te la ponen en la nariz como si fuese la cosa mas irresistible y necesaria del mundo: Un tapon, un bowl de cereal, un choclo, una virgen de la guencholita, unos zapatos de otra talla o incluso otro sexo, en fin, y si tu osas hacer algun gesto que no sea de NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, entonces te dicen¨ok? ok! ok, ok"y zaz ya esta envuelta y te la pasan para que la pagues.
Yo pensé que era patuda pero debo decir que me ganaron por lejos.
Lo peor de todo es que te cobraban en dolares, y los valores de un mismo producto oscilaban entre 4 y 28, por decir algo. O sea que si preguntabas por algo , te veian la mejor cara de gil y te decian, 28! (por el tapon, digamos) y luego uno se ponia a regatear hasta que te decian bueno, bueno, 4. Pero el que no regatea ademas de que tiene que ser bien gil, le roban la mitad de la plata basicamente, lo que no es muy bonito.
Los ninhos son otro item del negocio del turismo, y se ven muchisimos vendiendo de todo y hablando el ingles de la venta, incluso desde muy chiquititos (vimos una que no superaba los 3 y nos dijo: buy me now or I can wait and you buy me after, ok? ok?) Una pena.
Estas son las impresiones que me quedaron mas fuertes (por lo constantes) en un inicio del pais. De hecho cuando estuvimos en Siem Reap pocas ganas nos quedaron de seguir a Phnom Penh, pero por el tema del genocidio y la historia politica de esa ciudad (y ah, los azares de los boletos de tren) decidimos ir de todas maneras. Y valio la pena.
Por ejemplo, una de las cosas buenas de haber pisado esta ciudad en el pais del BuyMe es haber conocido oficialmente las dos ciudades mas locas y pesimas para manejar del mundo en las que he estado. A nosotros nos dijeron de Vietnam, de la locura para cruzar, pero creo que luego de haberlo visitado este es sin duda el top guan, porque no es que haya mucho trafico, si no es que : no hay sentido del trafico! ni leyes, ni cascos, ni veredas, ni nada. Todos van para cualquier lado, autos, tuk tuks, motos, bicicletas carretas. Es como el trafico peatonal que se da en Meiggs o Estacion Central dos dias antes de navidad, pero en version autos. Y les juro que esta vez no exagero, y hay que verlo.

Tambien, como siempre en este viaje, nos acompanho la suerte, y es que la primera noche que fuimos a dar vuelta nos encontramos con un Domingo tan lindo en la calle, tan lleno de familias disfrutando, al parecer era un dia especial del que nunca entendimos bien pero que tenia a toda la gente en plan felices de vacaciones y gozando de sus preciosos templos.
Ademas, en el viaje a los diferentes campos de concentracion que fuimos a ver (que los vendian como un pack turistico al que se le podia agregar ir a... disparar armas!) contratamos un tuk tuk todo el dia que nos llevo a todos lados, y que nos ensenho un poco de el y con el que almorzamos en un puestito, cuchareandonos unos a otros y dandonos una breve leccion culinaria. Tambien me explico mas de mis -nuevos-adorados postres, una suerte de porotos o lentejas con


azucar y agua, que era todo el dulce que casi se veia debido a los precios y que claro, alla no se consumen ni productos derivados de la leche ni muchos productos del azucar refinado, por una serie de causas, entre ellas pobreza.
Nuestro chofer definitivamente nos hizo el dia y de verdad quedamos agradecidos, ya que el punto final lo puso justamente la historia del pais. Y esa historia es la que les voy a contar ahora...porque si no se conoce, se desconoce a Cambodia.





relajao (el monito es de nuestro Tuk-Tuk enchulao)

parte de los manjares cuchareaos


Interiorizandome en asuntos importantes

Adios Chocolates, hola porotos


Cruza!!! ahora!!



domingo, 14 de abril de 2013

Siem Reap y las ruinas de Angkor Wat



Llegamos por avión a Siem Reap, un piquecito de 2 horas desde Laos por falta de tiempo y escases de pasajes en bus. Nos esperaba un cartelito con un amistoso “Welcome Maca & Tomas” en manos de “Paul” el chofer de tuk tuk que nos llevaría al hostal y nos acompañaría (luego de fijar precio) los dos días siguientes en Angkor Wat, los templos más importantes del sudeste y nuestra principal razón para visitar esta ciudad.

Nos esperaban en el Hostal Green Park Village que, según sabíamos, quedaba un poco fuera del centro, así que nos fuimos metiendo en los barrios más periféricos entre mercados de frutas y comidas callejeras, entre motos y autos y tuktuks corriendo por un espacio en el estancado tráfico de hora punta que tiene 4 sentidos en vez de dos, o en realidad todos los que se puedan dibujar en una de las calles más colapsadas y torpemente transitadas que hemos visto… básicamente cada uno se hace espacio en el sentido que quiere ir entre el resto de los otros vehículos, que hacen lo mismo y también en cualquier dirección, la línea separadora de la calle no es más que una mera referencia casi simbólica.

En medio de unos mercados y luego de pasar por un callejón lúgubre, hediondo y bastante intimidante, llegamos al hostal que contrastaba, afortunadamente, muchísimo con su entorno. De hecho nos encontramos con la mejor pieza de nuestro periplo hasta ahora.

Al día siguiente partimos con Paul a conocer Angkor entusiasmados e impresionados del panorama, nos motivamos a tal nivel que nos propusimos ver el amanecer allá, por lo que estábamos arribando al templo a las madrugadísimas, oscuras y concurridísimas 5:20am.

Nos encontramos (oímos en realidad, porque no veíamos) con una multitud de gente que esperaba sacar una foto que está en todos los kioskos camboyanos de Angkor Wat (el templo principal) reflejado en la laguna que tiene en 
frente con la luz del amanecer. El día claramente iba a amanecer nublado (era fácil notarlo incluso en plena oscuridad de las 5 de la mañana porque la luna llena nos iluminaba maravillosamente el manto de nubes que cubría todo el cielo, pero pocos lo notamos así que eso nos dio tiempo para recorrer el templo casi solos por los primeros 30 o 40 minutos de luz mientras turistalandia esperaba la foto perfecta que simplemente ese día no llegó.
De los templos, que son muchísimos y en un radio de cómo 100km2, recorrimos los más importantes en el 1er día y el perímetro más exterior en el segundo.

Es todo un poco incomprensible en términos de magnitud, devoción, fé y también en la destrucción de muchas de las instalaciones, en parte culpa de los arboles que crecen salvajemente entre las rocas talladas de los templos y van deformando sin reparo el suelo y con ello demoliendo estrustucas, en parte por casa fortunas que cortaban cabezas de dioses y guerreros de piedra para coleccionistas, y en parte por los malafamados Khamer Rouge, el movimiento comunista que entre el ´70 y el ´75 intentó revolucionar Cambodia y lo único que logró fue un genocidio que dejó ¼ de  la población desaparecida en fosas comunes (2 millones de personas). Entre muchas otras cosas, prohibían la fe en cualquier religión, toda devoción debía ser dirigida al partido, el Angkar, por lo que no hubo mejor idea desde las altas cabezas que romper los templos, las pagodas y perseguir a los monjes. Todo es muy oscuro aún cuando se revisa la historia reciente de Cambodia, pero este periodo genocida debe haber sido uno de los más brutales y el punto más negro de su historia.

Entre las visitas a los templos, ya de vuelta en la ciudad, mercados nocturnos, la hiperpoblada “Pub Street” (así, corta), masajes en los pies con peces come piel que  (me van a retar por esta) casi no tocaban mis cañuelas por el festín que ofrecían las pielimuertas patitas de mi negra. Me tuve que cambiar de piscina para tener la atención de otros peces que aún no conocían el paraíso de la piel Stemann…
El Chelo del Dr. Richner

Visitamos además el hospital de niños Kantha Bopha, proyecto privado desarrollado por el Dr. Beat “Beatocello” Richner que, a punta de donaciones privadas y tocando su chelo para llamar la atención del mundo ha logrado parar 2 hospitales full equipo totalmente gratis para las familias de los niños enfermos del país. El Dr. “Beatocello” ofrece conciertos gratuitos en el hospital los sábados para mostrar el asunto a los turistas del mundo y sensibilizar respecto al tema, además de acusar y pelear desde su trinchera. Otro héroe del que algún dia se va a hablar mucho más que ahora, porque seguro hoy recibe harta censura no sólo de parte del gobierno camboyano.
Siem Reap muestra Camboya bien clarito. Caótico y pobre, sacándose la tierra del traje a sacudidas, aún reparando daños y duelos y buscándole la mano amable a un gobierno corrupto, con un rey polémico, que acaba de morir dejando a su hijo para seguir retomando el rumbo

El nuevo rey es soltero. Algunos dicen que es bueno pa la tontera y el mambo. Pero es querido y respetado, reconocido además por cosas buenas, viene dejado en el trono por su padre.
Los reinados de padre e hijo dan buenos augurios por acá… al menos eso dice la gente.  Tal vez esperan que la continuidad les traiga buenos tiempos.
Como en las tres generaciones del imperio de Angkor Wat.










Hedonista Presidente, 2014


Angkor Wat



Esa es la foto que todos querían a las 6:00am, pero como estaba nublado salió mejor a las 12


Malditos Hedonistas.-



Luang Prabang

Llegando a la más francesita Luang Prabang, el nivel de "ohhh qué bonito" se empezó a hacer repetitivo, si no tonto. Todo apuntaba a que era una ciudad buena onda, relajada, humilde y tranquila donde hasta era posible pasear en bicicleta (deporte de alto riesgo-mortal- para turistas en Asia). Y así fue que la recorrimos, para ver sus templos, sus puestas de sol, y por supuesto su querido y leal Mekong, más ancho y lindo que nunca.
Estuvimos cinco noches ahí, en una ciudad que no hay mucho más que hacer que descansar, pasear y pasear, así que eso hicimos.
Habían muchísimos tours hacia todos lados, de los cuales al final no tomamos ninguno, y es que definitivamente andábamos en la relajada y Laos hacía que la prisa latente que teníamos (pasaje desde China) se nos olvidara prontamente, y nos dedicáramos a jugar a vivir como un local: caminando, paseando, mirando, conversando.
En estos días, sin darnos mucho cuenta, hicimos y vimos más cosas de las que creímos.
Fuimos a un templo ubicado en una montaña que es el lugar más sagrado de Luang Prabang y al que llegamos a través de un bosque, no menos bonito, donde pudimos ver la ciudad en su esplendor con su linda vista, fuimos al Museo Real, paseamos por el night market casi cada día: un mercadillo con miles de cosas para ver y comer; tomamos clases de cocina laosina, e incluso alquilamos una moto y nos fuimos a recorrer un día entero en búsqueda de unas cascadas que eran más maravillosas de lo que incluso sonaban.


Así, paseando por campos de arrozales y otras maravillas del campo, pasaban otro día en Luang Prabang. En la ciudad, entre cafecitos para turistas y otras especies, el cartelito que se repetía era: por favor no apurar, acá nadie está apurado, tómate la vida con relajo y cosas por el estilo. Un amor.
Otro relajo eran los dueños, del hostal Oudomphong 1 Guesthouse, una gran familia laosina que pese a no manejar mucho inglés, se las ingeniaban para hacernos sentir contentos y cómodos en la que era su casa. Fue tanto el cariño que se creó entre gestos, palabras y reverencias (manitos juntas para agradecer), que el último día la abuela hasta nos dió un alga frita recién hecha para que lleváramos para el camino, y que juro que es por lo menos de las cosas más ricas que probé en Laos y uno de los  gestos más dulces que han hecho con nosotros también. 
De vuelta, y entre el apuro del tuk tuk que nos esperaba, mi reverencia y mi nueva frase favorita: Kop jai lai lai, con la pena de dejar un país para volar a otro. Kop Jai Lai lai, muchísimas gracias, de verdad.




Tranquilos, Tomás está  mejor de lo que parece
Night Market


Night Market




Un bosquecito en el camino

Amigos que conocimos en el sendero

comiendo lo cocinado en la clase!


Datos para el viajero:
*Estuvimos los primeros días de Febrero de 2013, el clima era ideal.
*Las motos no son muy baratas acá (buscar, buscar), pero las bicicletas sí. 
* El mejor restaurant donde comimos fue Tamarind, ideal para probar comida laosina y entenderla, ya que hablan en inglés pero cocinan laosinos, y te lo explican todo y tienen productos riquísimos, incluso para llevar. Vayan, vayan!!
* El curso lo hicimos en un lugar que no recordamos, pero creemos que el de Tamarind debe haber estado bueno. El nuestro no fue el mejor, pero fue un buen día.
*Si quieren ir a ver elefantes, lo mejor que vi fue un lugar llamado Elephant Village, que eran los únicos que no tenían a los elefantes saltando arriba de una pelotita o siendo maltratados. Este era un centro más educativo que el resto. No fuimos eso sí pero averiguamos.
*Ir a la cascada!!!!!